Juany Rojas
Santiago de Chile
LA LUZ
Como en las
uvas
el dulzor
se hizo
mancha y desperdicio
Son los
pájaros de la luz
que a
picotazos
desgranan
las horas
la vida
OFIDIO Y TIEMPO
¿Qué soy en
el tiempo imaginario?
¿un
vuelo un impulso de luz lanzado al
infinito
desde un
arco sin memoria?
¿Y mi
cuerpo qué?
¿un acierto
o un error?
vulnerable
incapaz de
resarcir sus plumas
desgastadas
en un tiempo paralelo real
¿Dónde mi
primera piel?
¿el gozoso
serpenteo de mis piernas en la cuerda?
¿la risa
universitaria?
¿dónde nada más ayer viernes?
Tiempo mío
finito y
sin bordes
universo
que llevo con asombro
en el alma
y en las manos
Carcajada
de luz
Inevitablemente
emplumada
hacia un
agujero negro
PIEDRA
Por culpa de nadie habrá
llorado esta piedra
Gonzalo Rojas
Piedra
pisoteada
piedra
en la
extensa vereda de la pena
gris
tan
gris
que nadie
la ve
entre el
gris cortinaje
del
apuro
Piedra de
río exiliada en la ciudad tan
lejos de su aguamor
soporta
sacos y sacos
de soledad
empedrada
Piedra
pobre
piedra
rodaba
así
fluía tanto
hacia sí
de sur a
norte y de norte a sur
¿qué hace
cautiva
en esa
mezcla de pena-cemento?
Padece padece asfixia
y no grita
no puede
no
Sólo llora
en opaco
susurro
TODOS
AGUA
a
Carlos Órdenes Pincheira
De la
lluvia me dices que hable de la lluvia
De cual
será
de esa
¿la de los
inviernos generosos en Curicó?
La de esos
ríos
que fueron
como antiguos amantes
rugiendo
desbordados
de orilla a
orilla
por
Dios cabalgando enloquecidos
todos
agua solo agua y más agua
Amada
lluvia horizontal
sobre los
ríos de antaño
¿Y que se
han hecho ahora los amantes?
¿qué será
de ella
tan vestida
de transparencia y descaro?
¿qué será
de sus pechos dadivosos
volcados en
humedad sobre la tierra?
Oh por Dios qué será de ellos
me pregunto
cuando paso
a orillas
del
Teno del Lontué del Mataquito
y veo la
delgadez de la ausencia
y escucho
un lamento de piedras
infinito y
seco
hacia un
cielo
sin lluvia
OFIDIO DE
AGUA
Me seduce
el movimiento
el continuo
enhebrar de sensaciones
Como los
ríos
me abandono
en torrentes azules
acariciada
por lenguas musgo
Serpenteo
sobre piedras
las hago
murmurar secretos
gemir de
gozo
Me sumerjo
en la profundidad
de arenas
muslos
y brazos
algas
Desaparezco
me hago una
con la curva transparencia
que me
lleva hasta el origen
Agito mi
cauce más allá
lo extiendo
en brillantez de cintas
que adornan
mi piel
Como los
ríos
ansío
tierra que me contenga
Sin ella
me desboco
en flujos salvajes
me pierdo
en canales
tristes
(Ave polinizadora de poesía)
Juany Rojas
Santiago de Chile/julio 2013
Flor y ave polinizadora
Delia Domínguez Mohr, (1931) es
considerada una de las más importantes poetas de la literatura chilena actual.
Ha publicado catorce libros y su obra figura en numerosas antologías
hispanoamericanas. Es miembro de número de la Academia Chilena
de la Lengua ,
correspondiente a la
Real Academia Española. Grandes escritores chilenos han
elogiado su obra, entre ellos Pablo Neruda, Gonzalo Rojas e Isabel Allende.
Delia,
nacida
y “criada” en la ciudad de Osorno, es como una exótica flor de los
bosques sureños, brotada de la polinización entre dos vegetaciones opuestas y
complementarias: la verde ruralidad verde -lluvioso del sur de Chile y el fino
polvillo matizado de luminosos acordes y herencias europeas, más precisamente,
alemanes. Sí, Delia Domínguez no podía brotar de otra fuente que no fuera la de
un entramado que une a estas dos culturas.
Ella debía ser fruto y parte de este sensual oficio de las aves y de los
insectos, como es el de viajar la fecundación hacia la matriz propicia, porque
¿ qué otra cosa no ha hecho desde los 10 años de edad, cuando gana con su poema
“La uva” ese concurso en el que participan todos los colegios de Chile, que no
sea polinizar poesía?, ¿fecundar la
memoria con su palabra preñada de todo aquello que le provoca la experiencia de
extraer desde lo cotidiano lo genuino y nutricio, ya sea de la gente, del
paisaje del sur, de los objetos y
oficios humildes o de los animales que nos dan señales, en fin, extraer el
polen mismo de la vida?
Volver a casa
Adentrarse en la poética de Delia
Domínguez es como un volver a casa. A una casa amplia y universal, en la cual
todos en más de alguna habitación vamos a reencontrarnos con nosotros mismos y
con los otros que han estado o están en nuestras vidas. Una casa también con un
gran espejo que mira hacia todas las piezas, reflejando la interrogante de la
existencia humana con todo su desgarro y toda su hermosura, pues se sabe que
desde que nacemos, empezamos también a morir. Un volver a casa que implica
diversas sensaciones y estados emocionales, ya que en este retorno nos vamos
encontrando precisamente con la vida misma, desde sus inicios en el útero
materno hasta el día en que “uno no vuelve más/por ropa limpia.”
¿Y qué es una casa, un hogar, sino una
matriz? Delia es matriz, fecundidad, polen destinado a trascender en su misión
dadora de vida. Y en esta misión dadora de vida, su palabra-testimonio-amor
constituye su principal herramienta. Una palabra vigorosa, campesina y refinada
a la vez, humorística, compasiva,
cercana, vidente, pionera ecológica y
tremendamente amorosa. Una palabra profundamente unida a la tierra y a sus
habitantes, ya sean estos su gente, su paisaje o sus animales.
Algunos ambientes de esta casa:
- Objetos y costumbres
Qué sensación de calidez y bienestar se
siente al encontrarnos con “la tetera, las cortinas de crea cruda, el delantal
de brin, las flores pectorales, los cueros claveteados al piso, los calzones de
algodón, las hojas blancas del cuaderno, las compresas de franela”, por nombrar
algunos. Sensación “de volver a casa”,
sobre todo en estos tiempos donde ya casi no tenemos contacto con esas
“calideces”. Privación que se expresa
cada vez con mayor frecuencia por
medio de estados de estrés, depresión,
neurosis, soledad.
- Adivinación
Así como nos vamos encontrando y
reconociendo en estos objetos que son parte de muchas costumbres, algunas ya
casi extinguidas, también nos vamos
sumergiendo en el misterioso mundo de las adivinaciones y presagios de la gente
del campo. Porque Delia también es vidente y sabe interpretar señales de la
naturaleza, pues ella misma es parte de ese entorno, ella es “como los
animales, presiente la desgracia en el aire” y “Si no se paran las yeguas, yo
digo es la malura/yo digo, alguien
muere hoy”.
- Canto
En esta casa hay canto, mucho canto.
Canto a la vida y a la muerte, a la
alegría y a la tragedia, a lo humano y a lo divino. En ella están todas las
cadencias que matizan la existencia humana y no importa si hemos nacido o no en
el paralelo 40 sur, porque sus armonías tienen la propiedad de hacernos sentir
identificados y conmovidos con más de algún acorde, como con esa Rita suya,”la
que gritó en Misa de Doce:/yo soy humilde y, tú, ¿eres humilde?/¿Quién es
humilde aquíííííí?…”
- Infancia
Y qué decir cuando nos encontramos cada
tanto, con la pérdida y la añoranza de ese estado lumínico que es la infancia,
estado que se pierde así, de golpe, cuando “nos vendaron los sueños/para que
creciéramos/ más tranquilos, más ciegos” o porque”ya no somos/los ángeles que
entraban y salían del paraíso/desnudos y orgullosos de sus cuerpos elásticos/de
los calzones de algodón” o “donde me volaron los dientes de un solo golpe
bajo/de una solemne muerte de cinco años”.
- Sureña ruralidad
Expresada en el habla popular campesina
y en sus creencias, entreveradas con las tradiciones de los inmigrantes
alemanes y con los paisajes de la zona de Osorno. Naturaleza que se nos revela
como una atrevida y exuberante mixtura
de tierras fértiles, lluvias y fríos indolentes, volcanes, ríos, vientos y
animales adivinadores:”Sin anunciación ni reverencias/entró tiesa la escarcha
nublando la ventana/porque ella es la invitada de todos los años”. “No sé la
historia de mis frascos azules/…Alguien dijo una vez,/que eran viajados, que
tomaron el color del mar/cuando los colonos, hace ciento cincuenta
años,/largaron sus velas en Hamburgo”
- Religiosidad
Rasgo que encontramos recurrentemente
en este acogedor espacio que es la poesía de Delia Domínguez, religiosidad
vivida en las miserias y grandezas cotidianas, “porque Padre Nuestro que estás
en los cielos/a veces/se nos desploma el cielo en las narices” y “Aquí
estaré/cuando nadie se acuerde de la palabra de Dios/para aprender de nuevo el
catecismo”.
Tan fascinantes son el mundo poético y la obra de Delia Domínguez, que
siempre serán insuficientes las palabras y el tiempo para expresarlos.
Conciente de ello, sé que dejo muchos tópicos sin abordar, sin embargo, en este
trabajo creo haber hecho una conexión
con la mujer y con la poeta desde mi sentir, y es por eso que para terminar deseo recordar parte de
las palabras que Pablo Neruda escribió
en el prólogo de “El sol mira para atrás ”en 1973 . Él dijo: “yo quiero mucho a
Delia Domínguez, y quiero que la quieran, que la deseen, que se alimenten de
sus sustancias infinitamente fragantes que nos trae desde tan lejos”
JUANY
ROJAS
Poeta
chilena, nacida en la salitrera Pedro de Valdivia, Antofagasta, en 1953.
Miembro
de la Sociedad de escritores de Chile
Libros
publicados : “Las magias perdidas” (1994), “ Quehaceres”
( 1ª edición 2006 y 2ª edición 2010) , “Espejismos en la Pampa ” (2007) “Ofidios” (2013)
Ha
sido incluida en diversas antologías y revistas literarias nacionales e
internacionales.
Reconocimientos:
Mención
honrosa con su libro “Quehaceres” en el concurso literario nacional “Stella
Corvalán”, 2005.
Mención
honrosa con su libro inédito “Retratos de la Calle ” en el concurso literario nacional “Stella
Corvalán”, 2009.
Segundo
premio en el Encuentro “Reunión de Voces, 2010” en Buenos Aires, Argentina.
Primer
premio con su poema “Todos agua”, en el
concurso de poesía “Tegualda Pino Berríos”, de la ciudad de Curicó.
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