Escritores del Encuentro Entretejiendo
ADELA MARGARITA SALAS -
La mirada oblicua
de mi pensamiento
suele confundir
el paisaje de los olvidos.
Tal vez,
habías dicho que me amabas
mas, ante la duda
resigné mi sombra cauta
a orillas de tu destino.
**********
El epitelio oxidado de mi rostro
se oculta
a desalientos del espejo;
dos lágrimas rudimentarias y huecas
le delinean sobrios meandros de tiempo.
En vuelo difuso, una mariposa de cera
fisura el aire y destiñe la luz;
mi tristeza
se ovilla en la sombra de su
aleteo.
Quiero salvar mi pena,
que no muera en el recuerdo
de las causas perdidas.
Debo pronto abandonar
siembras de vanas quimeras…
-Ya, frente al espejo
mi rostro aguarda trazos de olvido.
Debo canjear
esa muerte prometida
sin tiempo ni forma
por otra planificada y mediata.
Mi sombra se inquieta
mas el destino está marcado.
Culpable es el tiempo
que dilapida momentos
y ahorra calendario para la muerte.
Intentaré cambiar
esa muerte prometida
imaginando mi reloj vivencial
con arenas muy intensas
dispersas por vientos de gozo.
PALABRAS DE INTENTO
Y las palabras emanan de mis versos;
inagotables, rugosas, tibias, amilanadas;
sacian en letras esta sed por contar
aquello que reprime la voz.
Mas, las palabras brotan sigilosas
cual rumor perfumado
de la extraviada flor sentimental
que el amor una vez cortara
hace no sé ya cuanto y perdura
en una primavera suspendida;
a esperas de transgredir la cordura
Y las palabras fluyen de este verso
suelen estar en mí como en ti;
escapan, se evaden arremolinadas
en un viento de esperanzas pueriles
para enredarnos en un mismo sino.
Lo hacen por mí, por mi silencio cobarde,
por tu cercana ignorancia,
por nuestro vínculo imposible, porque la vida,
la vida nos resultó así.
ADELA M. SALAS
Rincones del conurbano
destilan
injusticia callejera.
El basural de
esquinas
donde niños y perros
mimetizan hambrunas
con
sonrisa triste y
el ladrido debilitado.
Calles,
Largas, sinuosas
impregnadas de miseria y barro,
atravesadas,
por
carruajes verdugos
de
caballos mortificados
y el
trazo profundo de huellas
que jamás llevan
hasta el horizonte de la equidad.
******
“El
día, numeroso laberinto”
J. L. BORGES
El
tiempo fugitivo
de
mediocres calendarios
tuvo el
privilegio de enseñarme
transcurrir hasta hoy la vida.
Propongo
relevar instancias,
desechar resabios cotidianos
y
estigmas de recuerdos ingratos.
Quiero
estipular ímpetus nuevos
sin
escabullir el destino
a pesar
de ser funesto.
Aferrarme a nuevas oportunidades
en cada día que me quede,
vivir
a pleno
los
enfrentamientos embelesados
ante
cada espejo
del
estepario de la vida.
********
Cae
lluviosa la tarde,
estallidos
de gotas
empañan
de recuerdos el cristal.
Tras la
ventana, contemplo
la
imagen
desdibujada
y húmeda;
aquella
niña traviesa
chapotea desobediente
sobre
charcos imperfectos
usurpa
el sendero
de
canteros rojizos
delimitados por pircas
de
ladrillos desgastados;
primeros
límites
por
donde no debía trascender.
Patio
de mi niñez,
fuiste rayuela ganando cielo
y
sendero de triciclo
al
cruce por horizontes imaginarios
de selvas, playas, montañas.
Sueños que espero
cuando
cese la lluvia, poder cumplir.
******
La
casa rústica y silenciosa
oculta
sobre húmedas paredes
manchas
de rostros olvidados.
Aire
espeso de encierro
cual
aliento de suspiros
alejados de la realidad
impregna
bajo su techo
telarañas
de recuerdos y utopías.
Desde
afuera
Un eco de fonemas desgastados
que,
alguna vez el viento dispersara
intenta
hoy, con zozobra
atravesar viejos cristales
agrietados
por la inútil espera
de
quienes no habitan ya, la vida.
*****
Tener el lugar en el mundo
anhelo y derecho de todos
que, no
cumple el Universo.
¡Gracias
a la vida
por mi
espacio y lugar terrenal!
Mas,
hoy cuando el tiempo
es
límite de horizonte,
me
habito, en lo sublime
de
repensar mis actos.
Ése, es
el lugar esencial
que aspiro
sostener y cuidar;
el
lugar donde genero mis sueños,
el
terreno donde mi huella
trato sea
límpida por
su condición de eterna.
Ahí, si
en el cuenco del destino
misterioso
y audaz
a diario y sin miramientos
se me
va legando el final.
*******
Bajo el dintel
que cobija la mañana
el rojo
tallo de la hiedra
atisba
esa indiferencia de sus hojas
por las miradas de luz
que el
sol expande.
Así muchos hombres
desde la
simiente de
sus
cotidianas rutinas
sentencian la llama vivaz
de estar
con vida
y con
apatía
transcurren sus destinos.
ADELA MARGARITA SALAS
Docente, Escritora y Promotora cultural de
San Justo, Bs. As.
Cuatro libros publicados, comparte además 116
Antologías de organismos oficiales y editoriales, en el orden nacional e
internacional.
Desde el inicio, viene recibiendo premios y
reconocimientos por sus obras de poesía, narrativa, ensayo, aforismos y haiku.
Participa en
eventos y encuentros de escritores en ciudades del país, en México,
Cuba, Ecuador e Israel.Preside América
Madre filial Bs. As. Miembro de: Unión Hispanomundial de poetas, Autores de La Matanza,Colectivo de Escritores
leonenses,Poetas del Mundo, Honorario de la Asociac. Israelí de Escritores en
Lengua Castellana y otros. Salas514@gmail.com
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