domingo, 11 de julio de 2010
Jorge Leonidas Escudero
Jorge Leonidas Escudero, Leonidas; Como el mismo Aclara dicho nombre está "acriollado", no tiene acento como el originario (griego) Leónidas.
Leonidas y el juego. Su destino es seguir buscando. “Estoy absolutamente convencido de que es posible por el camino de la adivinación, afirma el poeta, que es el único camino que queda. Porque el camino de la matemática no sirve. Yo he consultado con buenos matemáticos y el cálculo de probabilidad, la ley de los grandes números, todas esas cosas no funcionan. Lo único que puede funcionar es la adivinación. ¿Cómo hacemos para volvernos adivinos ahora? Es difícil ¿no?”
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Véanlo en su elemento Es que sufre y le gusta
expirar en el juego atrevido.
Déjenlo que asista a sus nocturnas muertes,
nadie afecte
su libertad entendida como herirse.
Nadie toque
su libertad ni siquiera
con la hoja de un lirio. Es lógico
que todos lo miren con reprobación
pero hay que dejarlo que se desfleme y exude
los líquidos de su imaginación excesiva
En el hacer de Jorge Leonidas Escudero nada escapa, los temas de la cotidianidad del hombre de aquí y allá van quedando dibujados en sus poemas.
EL POLLEDURO
Llegué de nochecita al Carmen Alto,
en el Tontal, mineral abandonado
desde hace muchísimos años.
Cuentan los mineros que ahí sale el Pollerudo,
un cura vela en mano,
cara blanca como pintada con cal.
Desensillé la mula, prendí fuego,
comí algo, hice cama con la montura
y cuando iba a dormirme oigo un ruido raro
¡Caramba!, lo veo al Polleduro.
No es para menos que se me helara el sebo.
Demás esta decir que el resto de la noche
estuve con loj ojos grandes así.
Y si se me hubiera otra vez aparecido
me esmayo. Ni sonso
voy a alojarme otra vez
en las propias barbas del polleduro
Cerros abajo
¿Qué te aflige hoy?
¿Qué te arruga las arrugas?
¿has visto algún mal modo en el aire?
Veo un murciélago en tu cabeza,
¿vas a espantarlo?
Bueno amigo me entero que ¡carajo!
lo esperado no anduvo.
Entiendo: el tiempo te castigó y la mujer deseada
en vez de incorporarte besos, cariciarte,
agarró distancia de vos
Y ahora no te alcanza la palabra
para decir las uvas están verdes sino
que quisieras morirte.
Y si gritaras eso hacia la Cordillera
los guanacos dispararían asustados;
y acaso algún amigo desos viejos allá,
levantaría las cejas incrédulo:¿Cómo
sos vos el mismo firme que ayer
buscaba oro nestas piedras? No –diría-, no
puede ser él tienen que ser
quejas del viento
SENDEREAR
En los cerros e visto sendas de andar
animales sueltos subir o bajar
por rodados difíciles y en las pizarras
escribir con letras de pezuñas, cascos
patas de guanaco ir
por agua o pasto en busca de vida.
Ariscos.
Dejar señas desde o a dónde,
rastros efímeros
en los despeñaderos campo de aludes.
Eso vi allá
y en eso ando, camino este es
mi senderear con palabras ir
por pasto de luz y agua escondida
en los nacederos de la evidencia.
Y aunque también aquí las avalanchas
borrarán todo, estos mis rastros dejo, voy
suelto
semejante a en el cerro aquellos animales
que andan en lo que son hasta morirse.
Desencuentro IV
Caminó ella hacia allá,
cabeza erguida y a paso firme
dándole a él la espalda.
El viento a favor melena agitándosele
en despedida.
Y ahí también el hombre se dirigió
hacia allá, pero con rumbo opuesto.
Así harto se extinguen las uniones;
donde antes hubo dos queda nadie
y a menudo lágrimas en el suelo.
Mas cabe preguntarse ¿a dónde
está ese allá do se marcharon,
divergentes,
en busca de otro amor?
Esperen que estudie el mapa, ya contesto.
Aquí hay un territorio donde los veo
distanciados uno del otro y con la lengua afuera.
El terreno es sumamente áspero.
Y como soy comedido les grito intenten,
insistan, cuélguense de otra ilusión
y aunque vuelvan a sufrir angustia, ejercítense
hasta que aprendan a caer parados
como los gatos.
Y en ese pintarse del Poeta, nos pinta con sus palabras…
JODERSE
Anduve po allá por donde lejos
fue cuando adolescente adolecía
de falta de cariño y le dije a Ella
¿Querís venirte conmigo? Y ella me contestó:
So sonso ¿Te creís que la mazamorra se masca?
Me retiré ntonces agachadito
como perro la cola entre las patas.
Todavía ‘n esos años
se hablaba de la mazamorra,
maís blanco hecho pasta muy alimentoso.
Si fuera hoy,
la aquella muchacha hubiera dicho
andate a freír papas.
Cómo cambian los gustos culinarios
mucho cambian costumbres.
Nunca olvido
aquella negativa culinaria.
Escuela Primaria
Es claro que la señorita dio la orden: Scudero
pase al frente, tome la almohadilla y borre.
- ¿Qué?
- Todo
lo escrito en su vida.
- ¿Paa qué?
- Para que no recuerde las apuestas perdidas.
- Pero es que también tuve ganancias.
- Scudero no sea gil,
esas también son pérdidas porque ya no existen,
se las llevó el viento zonda. Borre todo.
Riña de gallos
Otra vez
por dormido mal anoche amanecí atravesao.
Por eso le dije a un amigo tu poesía
nada que ver con la poesía,
es harina de otra bolsa.
Y como el hombre se molestó
l´endilgué este discurso: ¿Qué ti has créido ah?
tirás la taba al aire y cuando cae culo
vos decís gané.
Además si tu asunto es engañarte hacé
lo que se te más guste,
largá ventosidades por la boca
y escribilas como poema, pero no me vengás
con que son verdades mundiales.
Cierto le pegué rudamente hoy
por las palabras bostezadoras qu´escribe y él
de manera peor me devolvió los palos.
Si mi abuela viviera nos hubiera dicho dejen
de darse picotazos en la cresta,
con su pan se la coman a la poesía.
ABUELA MATILDE
Venía de sus costumbres eso de que los niños
en cosas útiles, nada
de estar de balde, jugar si, pero oportunamente
mi abuela en madrugar trajines y ropa
coser ir y venir.
Mis padres traer pan a la casa.
En la orilla de la calle empedrada
a veo mirar si vengo de la escuela.
Entra conmigo, vamos a comer,
sigue en sus tareas.
No, no me de esa moneda abuela, no.
Pero démela,
voy a ir al almacén de doña Ana
a comprar un bollito.
(Ella no se da cuenta que esta muerta)
“L’envidia”
De frente sonríe
por la espalda te apuñala, llora
por que no tiene lo que vos. Adolorida
es alimaña muy asidua
achuparte la salú, exhala
vaporoso veneno, actúa
cuando un cualquiera acierta en algo.
Por eso si se te da una buena escondela
de modo que no se vea,
poné cara larga decí que estás en pérdida.
O cuando el bicho tire la zancadilla
pegá un salto por encima,
pisale la cabeza o mejor todavía
hacele con la mano la seña tomá tomá.
O tal vez nada sirva porque si en la vida
hiciste algo bonito,
llegada tu muerte la víbora
irá hasta el cementerio trepada en el cajón
para ¡ayayita!
propalar veneno sobre tu recuerdo.
( y de Tras la Llave)
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