JIMENA MARÍA PINTOS
MONTEVIDEO / URUGUAY
GARAGE
OLIMPO
Allí,
en ese galpón
hubo una vez un monte oscuro
que se alzaba silencioso e hiriente
sobre la libertad y los sueños
asfixiándolos con la peste de sus langostas
en los tiempos en que nos impusieron
esa infecta religión pagana.
Allí moraban los falsos dioses de manto negro
que saciaban indignos sus barrigas enfermas:
con nuestras olivas y nuestro vino
alimentaron el disfraz
que llevaban por cuerpo.
Allí donde hoy se mecen inocentes los escombros
hubo un monte oscuro de laberínticas cuevas
y calladas paredes que ocultaban la verdad
bajo quejidos siniestros y gritos desgarrados de la carne
y manojos de lágrimas que no podremos contar.
Allí Pandora fue forzada brutalmente
a abrir su caja de música y desatar la tempestad.
Allí encerraron la esperanza en un calabozo
y la frescura de la vida bajo llave;
allí nacieron muertos los amaneceres
y se criaron con desidia los ocasos.
Allí mismo, entre las húmedas rocas de las cuevas,
Prometeo fue sentenciado
mutilaron su cuerpo, desparramaron sus miembros,
se bebieron su sangre, quemaron su alma,
robaron sus libros, picanearon su hígado,
prohibieron su memoria y callaron su voz.
Allí Apolo perdió a Daphne,
y Daphne, después de ser vejada, perdió la vida.
Allí había que volverse árbol o piedra,
pero nunca hombre cuando los dioses miraban.
De allí partieron mil Ícaros
a los que sin sentido, sólo por temor,
los dioses derritieron sus alas.
hubo una vez un monte oscuro
que se alzaba silencioso e hiriente
sobre la libertad y los sueños
asfixiándolos con la peste de sus langostas
en los tiempos en que nos impusieron
esa infecta religión pagana.
Allí moraban los falsos dioses de manto negro
que saciaban indignos sus barrigas enfermas:
con nuestras olivas y nuestro vino
alimentaron el disfraz
que llevaban por cuerpo.
Allí donde hoy se mecen inocentes los escombros
hubo un monte oscuro de laberínticas cuevas
y calladas paredes que ocultaban la verdad
bajo quejidos siniestros y gritos desgarrados de la carne
y manojos de lágrimas que no podremos contar.
Allí Pandora fue forzada brutalmente
a abrir su caja de música y desatar la tempestad.
Allí encerraron la esperanza en un calabozo
y la frescura de la vida bajo llave;
allí nacieron muertos los amaneceres
y se criaron con desidia los ocasos.
Allí mismo, entre las húmedas rocas de las cuevas,
Prometeo fue sentenciado
mutilaron su cuerpo, desparramaron sus miembros,
se bebieron su sangre, quemaron su alma,
robaron sus libros, picanearon su hígado,
prohibieron su memoria y callaron su voz.
Allí Apolo perdió a Daphne,
y Daphne, después de ser vejada, perdió la vida.
Allí había que volverse árbol o piedra,
pero nunca hombre cuando los dioses miraban.
De allí partieron mil Ícaros
a los que sin sentido, sólo por temor,
los dioses derritieron sus alas.
YOYEO
Yoyeo
entre semitonos y bemoles
tratando
de encontrar ese sonido
que
haga de mí una estructura armónica.
Yoyeo,
voceo y por qué no, vocifero
y
transfiero a gritos una música imprecisa
que
viene de la frutilla detrás del plexo.
Un
ángulo convexo que se vuelve cuenco
me
acerca al deseo y la desdicha
y
me cae la ficha en la maraña cinética
una
estructura patética se despereza
con
poca destreza y nada de reparo
me
viene de antemano la sutil
frase
que oblonga me alumbra:
en
el cosmos auditivo entre el agua y el fango
soy
un tango que aspira a milonga.
INSOMNE...
WHILE MY GUITAR GENTLY WEEPS
Perversa e informe la noche se aleja
me deja en los labios su suave desliz
los poemas que no puedo escribirte
las
manos yermas while my guitar gently weeps
La sinestésica mezcla de sonidos estridentes
de sensaciones macabras y un recuerdo feliz
La noche que crucé los dos ríos con mi mochila
llena de la bulímica esperanza mancillada.
La maltrecha noche que preferiste a Bukowski
antes que a mí. La rueda del samsara girando
infinita
el karma del que no me desprendí.
Mi lomo de murciélagos anudados
que a esta hora me piden dormir
La luna que viene y se va como un vaho
while my guitar gently weeps
Este ir y venir sin costados
desbordando las cauces de un río senil
las crestas de esos cascos romanos
la frustración de dejar de sentir
Sabina esperándome en mi cadalso
y Baudelaire acunándome al fin
los cisnes y las ninfas de Garcilaso
y recordando a Ovidio, por fin decidí.
Ni quisiera transmigrar con Huidobro
ni en los cuadros de Frida vivir;
ni verde que te quiero verde,
perdón, Federico, esta noche no.
Insomne me amanece la vida
y me cansa pensar que es así
una copa más de eso y de aquello
while
my guitar gently weeps.
Compartiendo su experiencia
En el comedor de Jachal
En el Museo Prieto con su mate
María Jimena Pintos (Buenos Aires, 31 de Julio
de 1982). Poeta, narradora, docente, diseñadora gráfica, correctora y
redactora. Estudiante de Filosofía y Letras. Amante de la poesía árabe y
militante borgiana en todos sus sentidos. En 2010 coordina el Taller de Escritura Creativa del Centro.
Coordina entre 2010 y 2011 el ciclo de Lecturas
del Naranjo, donde participan poetas, narradores y actores del Uruguay. Ha
participado de lecturas de poesía y narrativa en ciclos literarios y festivales
de poesía a nivel nacional e internacional. A partir de 2009 publica su obra en
dos blogs: El Detalle Infinito (poesía) y Coeficientes
Alterados VI d E-O (narrativa).
En la la Plaza de Jachal
En Restauran "Tata Viejo" donde atendieron al Encuentro lee sus poemas
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