Teresita
Flores
Sanagasta
La Rioja - Argentina
Nostalgia de San Juan
Una cesta
de pan labriego
y un
aguijón del sol de San Juan
me ha sido
enviado.
Amada
tierra
donde la
gesta de ónix de los huarpes
trabaja en
su taller de menta
y en el
iris de un cielo musical
con la
envoltura celeste de los astros.
Y toda la
algarabía de Los Andes
brota por
la axila mayor de Ullúm
cuando es
blanca la perplejidad de los mineros
y el olor
de la cal
les
adoctrina con los diablos del cuarzo
y el arenal
de enero.
Pero yo sé
que en un
día de su historia
los
menhires del vino y de la cuenca
florecerán
de alcohol
en un
morado vino en las botellas.
Y mi
nostalgia, San Juan, habrá de ser
una promesa
de pan y de cosecha.
Duendes de Sanagasta
Urden los
duendes la siesta, en Sanagasta.
El aire es
un contrapunto de guitarras
cuando pasa
la copla
por los
cántaros frescos de la vidala.
Es la
segunda jornada del “entierro”,
la de la
edad primera del rudo pan de fuego,
feraz,
ensimismada; casi de humo fantasmal,
como de
música desatada en silencio;
esta
pequeña patria de la chaya
desanda en
los vapores de febrero.
Y no sé por
qué
no le
tallan un nombre al salitral del vino
si en el
anonimato de cantar y embriagarse
les surte
por los poros
el alcohol
de una vida trajinada y tranquila.
Algunas
viejas peinan el violín
con la
espina sonora de la caja
y las
chicharras
sacrifican
la seda triunfal de la algarroba
bajo el
innúmero sol de la belleza.
Será -tal
vez- porque el vino
les acerca
un olvido juguetón y asesino,
pura
suerte, no más, de enfrentar el camino.
Será, tal
vez, porque la chaya se morirá también plantándole un horcón a la tristeza.
La tarde
Bella en el
adiós. Hondamente femenina y casta,
Se desploma
blandamente entre los pastos.
Languidece
en aromas invitantes
y suelta
sus labios virginales y últimos.
Presiento
que se marcha y voz con ella
vaya a
saber adónde.
¿Habrá un
sepulcro de humo
donde ocultar
su magia?
¿Un cielo
aparte
para colgar
su ángel?
¿Una
muchedumbre de adioses desterrados?
Por la
noche,
cuando
duerma la ausencia,
vendrán los
gitanos
a cosechar
el cobre
que dejaron
sus ojos.
Una dulce
sensualidad
se adueñará
del mundo
que vibra a
mi costado.
Última tarde en Andalucía
Vienen los
gitanos con su ilusión de cobre
a recoger
el carmín
que
desparrama el cielo;
luego,
soñadores y alegres,
marchan de
verbena por Andalucía.
La tarde
les pinta de rojos las palabras
y hay
música en sus pies,
un
cosquilleo dulce –como de romería–
la inquieta
víbora eléctrica
que
acuchilla los aires.
Será ésta
la hora del oficio sagrado
cuando las
fraguas calienten el brillo de las pailas
con el
cepillo ansioso de la danza flamenca
obstinada y
acérrima.
¡Ay! La
Plaza de toros y los picadores
hundiendo
sus espadas
en la
espalda del mundo.
¡Ay! Cuánta
sangre en el ruedo,
el fuego
doloroso, su llamarada líquida
donde la
muerte cabalga, a horcajadas.
Morirá la
tarde y es mi adiós
en mitad de
su gloria luminosa.
Llevo sus
hogueras clavadas en mi sangre.
La mirada del búho
Lo simple y
lo perverso,
lo que no
se perdona,
se albergan
en la mirada amarilla de los búhos
como un
oficio lento del presagio.
Pero el día
vendrá
Enseñando
sus deberes gozosos.
Irá por los
espejos
sembrando
palomas en la brújula.
En los
mitos terrestres
desanda el
miedo con la boca cerrada,
al trasluz
de la sombra
que roe la
vigilia.
Nosotros,
compañero,
los que
vamos trenzando los dedos de la vida
con el alma
desnuda
y la sed
contra el viento,
somos como
los búhos que marchan, apagándose.
Pero la luz
se queda en los andenes
arrogante
de fiebre.
Currículo esencial:Teresita Flores nació en el pueblo de Sanagasta - Pcia. de La Rioja, el 23 de julio de 1937. Maestra Normal Nacional y Prof. de Castellano y Literatura. Ha publicado numerosas obras de ensayo, poesía y cuento. Ha ejercido docencia en escuelas rurales de su provincia, actualmente jubilada como Supervisora de Enseñanza Primaria.
Sus obras se conocen en todo el país y en el extranjero, algunas de las cuales llevan impresas varias ediciones.
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