Caballos
históricos
La historia del ser humano no puede entenderse sin la
presencia del caballo. Animal imprescindible para las faenas agrícolas, el
transporte, la guerra… algunos ejemplares, reales y legendarios, se han ganado,
además, un puesto de honor en el imaginario colectivo gracias a sus gestas y a
la contribución de la literatura y otras artes.
Entre ellos destacan:
Pegaso.
La mitología cuenta que este animal tenía alas y volaba y corría como el
viento. El héroe Belerofonte mató a Quimera y triunfó sobre las amazonas a
lomos de Pegaso. Pero la ambición pierde a Belerofonte, que intenta llegar
montado en este corcel al Monte Olimpo para convertirse en un dios. Zeus,
indignado, manda a un mosquito para que pique a Pegaso, y héroe y caballo se precipitan
al vacío. Pegaso finalmente llega al Olimpo donde Zeus le acoge.
Bucéfalo.
El caballo de Alejandro Magno, el general más grande de la Historia y un genial
estadista. De color negro azabache y con una estrella blanca en la frente,
Bucéfalo ayudó a su dueño a construir un imperio de más de veinte millones de
km2.
Strategos.
El caballo de Aníbal, el cartaginés que entró en el mito universal al atravesar
los Alpes, precisamente a lomos de este caballo, con un ejército de más de
cincuenta mil hombres, diez mil jinetes y medio centenar de elefantes… para
vencer a sus grandes enemigos: los romanos. Era un caballo de gran alzada,
negro azabache, similar al de Alejandro Magno, ídolo del jefe militar de
Cartago.
Incitatus.
El caballo de Calígula, parece que de origen hispano, al que el loco emperador
nombró cónsul y que participaba en las populares carreras ecuestres que se
estilaban entonces en Roma. Otro romano histórico fue Genitor, el caballo y
compañero de Julio César en la Guerra de las Galias.
Lazlos.
El primer caballo de Mahoma con el que el fundador del Islam hizo su primera
peregrinación real a La Meca. Lazlos inaugura la bella estirpe de los caballos
árabes.
Marengo.
Caballo de raza árabe de Napoleón Bonaparte. Su esqueleto puede verse en el Museo
Nacional de la Armada de Sandhurt.
Othar.
Caballo de Atila, rey de los hunos, del que se decía que por donde pisaba no
volvía a crecer la hierba.
Babieca.
El caballo del Cid Campeador que nadie más montó tras la muerte del guerrero.
Era blanco y vivió cuarenta años.
Rocinante.
El fiel compañero de Don Quijote de la mancha.
Tornado,
de El Zorro.
Plata,
de El Llanero Solitario.
Grano
de Oro, de Pancho Villa.
As
de oros, de Emiliano Zapata.
Palomo,
de Simón Bolívar…
Por
Andrew Petcher
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Un
soldado de caballería necesitaba un gran caballo. grande y noble.
El caballo de batalla de El Cid era un caballo
blanco llamado Babieca Que fue su fiel compañero durante toda su muchas
campañas, batallas y victorias militares.
Cid
y Babieca
Cuando el joven Rodrigo Díaz de Vivar cumplió la
mayoría de edad, su padrino, un monje cartujo, llamado Pedro El Grande, le
concedió como un regalo una manada de majestuosos caballos andaluces.
Rodrigo entró en
el corral y en un impulso eligió un potro blanco que de inmediato le llamó la
atención.
Pero el caballo no era el mejor del rebaño y el experto
caballo estaba decepcionado por la mala elección.
Más Rodrigo defendió su elección y lo nombró Babieca,
El caballo andaluz se origina en las zonas escarpadas
colinas de la Península Ibérica y es una de las razas equinas más antiguas.
Caballos españoles eran famosos por su uso como
soportes de caballería por los antiguos griegos y los romanos
Homero se refiere a ellos en la Ilíada y el célebre
griego Jenofonte admiraba mucha de las técnicas ecuestres en la guerra de los
mercenarios iberos que fueron influyentes en la victoria de Esparta contra Atenas
y en las guerras del Peloponeso.
GLADIADOR
Con el tiempo Babieca se convirtió en un imponente y
excepcional ejemplo de la raza andaluza, obediente y ágil, noble y con gran
coraje personal. Fue un ejemplo sobresaliente de un pura sangre que tiene gran
resistencia junto con su postura, el poder y el ritmo y la gracia de sus
movimientos.
Fue el compañero perfecto para El Cid. Pronto se
convirtió en un cargador de una máquina formidable . Llevó a su amo con
valentía en todas sus batallas durante treinta años.
La Junta de Andalucía tiene una reputación de un
temperamento orgulloso pero cooperativa, sensible e inteligente, capaz de
aprender rápidamente y fácilmente cuando son tratados con respeto y cuidado.
Están fuertemente construido, caballos compacta, generalmente de pie 15.2-16.2
manos altas y por lo general blanco o claro de color gris. Tienen una cabeza
sin grasa, de longitud media, con un perfil convexo y los ojos grandes, un
cuello largo, pero más amplio y poderoso, un hombro largo e inclinado, las
piernas limpio con buen hueso, corto, cañones fuertes, gruesas y una, larga y
suelta la melena y la cola y se mueven con una acción noble y elegante que
lleva el jinete en la silla alta.
Después de la muerte de El Cid, Babieca nunca fue
montado de nuevo y murió dos años después, en la increíble edad de cuarenta
años. El Cid dio instrucciones para que el caballo fuera enterrado junto a él y
su esposa Ximena en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. La petición fue
atendida inicialmente pero más tarde sus restos fueron retirados después de la
Guerra de la Independencia y llevados a la Catedral de Burgos, donde fueron
finalmente enterrados y donde hoy descansan en la actualidad.
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