MUDO SILENCIO (Poemario)
AYER POR HOY
Encuentro mi vida
en estas piedras de óbice
entre salto y salto a mitad de su cauce.
Del cielo a la montaña
corrió mi niñez entre hojas de colores
que adornaban las arenas
y guijarros raídos
por las cascadas del silencio.
Hoy,
cómo extraño la profundidad de su lecho
donde hundía mi cuerpo desnudo
entre sus remansos de estrellas
cuando iba de paso para la escuela,
tras el canto armonioso de las cigarras
el vals de los peces variopintos
la brisa refrescante del paisaje
y los gritos alegres de la playa,
en aquel manto dorado de las tardes.
LEONEL RAMIREZ CERQUERA Nació en 1953. Es Licenciado en Filosofía y Letras y Especialista en Proyectos Educativos y Comunitarios. Ha publicado tres obras: Camino de versos (2002), Seis cuentos sobre ruedas (2004) y Huellas de los vientos, poemas en prosa (2007). Ha sido finalista en: XIV Concurso de Poesía y Narración, 2006 del INSTITUTO DE CULTURA PERUANA; II Certamen de Poesía Ábaco de España; X Concurso Nacional de Poesía “Ciro Mendía” de Caldas (Antioquia), Colombia; V Concurso Internacional de Poesía LINCOLN – MARTÍ, Miami – EE.UU. Actualmente labora como Docente de Lengua Castellana y es miembro del Consejo Municipal de Cultura y de la Tertulia Literaria “La Embarrada” de Pitalito, una de las ganadoras del Concurso Nacional de Tertulias Literarias (2005), organizado por Fundalectura y el Ministerio de Cultura de Colombia.
Leyendo ponencia
PONENCIA:
EL POETA Y LA CRITICA
Autor: Leonel Ramírez Cerquera
A algunos colegas les he escuchado decir o he leído en sus escritos, que los buenos críticos son malos poetas o escritores. Es en cierta medida un escritor frustrado. Desde luego que habrá algunas excepciones. Y vale la pena argumentar esta tesis.
Por crítica se tiene, como dice el mexicano Alfonso Reyes en La experiencia literaria, como la aguafiesta que todo lo perturba y desaliña, y que para el poeta mismo se convierte en una insolencia de segundo grado y en último escollo en la vereda de los malos encuentros. He ahí el tortuoso camino del poeta que tiene por recorrer para llegar a la felicidad de su vida (si es que algún la logra) y a la cúspide de su obra. Si por lo contrario, se queda en la mitad de la ruta o no despega, como dicen los ciclistas, no debemos utilizar su apocamiento y frustración en beneficio propio. El poeta va a estar siempre presto a la CENSURA y al OLVIDO, y si se le condena o rechaza, se le margina su obra y su nombre queda finalmente en el ostracismo.
Pero si se trata es de valorar o juzgar en verdad una obra, se debe definir es desde qué perspectiva se hace y cuáles son los parámetros por decantar y, por supuesto, quién o quiénes son los responsables directos de esta creatura paradójica que rechaza o alaba al poeta. Al poeta, dice Carlos Marzal, no se le debe rendir honores ni coronas de laurel, es el peligro de cuantos no sabemos manejar la megalomanía que llevamos inmersa, sobre todo algunos que les gusta que los miren como dioses del Olimpo. Pero, también hay que advertir a los poetas y escritores y todo creador de una obra: no puede ni debe aceptar a los llamados criticones u opinadores de bolsillo que no faltan en toda sociedad. Si Sócrates, dice Alfonso Reyes, lo asesinaron por haber inventado la crítica, que no nos quepa la menor duda, llámese ésta: Socrática, Cartesiana o Kantiana, o mejor como puede decirlo el filósofo, será tratar de morir como poeta por una acertada argumentación crítica.
El análisis crítico, la crítica en pro y en contra, la sustentación de argumentos, son algunos elementos energizantes del crítico literario. Pero esta formalidad esquemática de análisis ya pasó a la historia, ahora hay que ir al fondo de la obra, para valorar aquellos mismos aspectos que el escritor emplea en su composición: calidad, creación o innovación y originalidad. Veamos cada uno, aunque sea someramente: En primer lugar, la calidad de una obra se mide por su grado de excelencia y perfección. Es el mejor resultado de su trabajo y dedicación, fruto de la inteligencia y aprovechamiento de sus capacidades y recursos, tanto de su propio interior como del entorno del poeta. SI una obra tiene un claro horizonte y un significativo mensaje debe cumplir con este requisito del valor de la calidad y excelencia, para que cualquier personaje por ahí, mal llamado crítico, no la puede socavar o amilanar de un solo tajo. Pues es más fácil destruir que construir un significativo mundo poético. En realidad se debe tener en cuenta es su comportamiento literario, fundamentalmente estético, por su belleza y calidad literaria. De tal manera que
Quien escribe no es por entero el individuo de carne y hueso que traza los signos
sobre la hoja en blanco. No se escribe como se es, ni se es como se escribe: a
veces somos más que nosotros mismos a través de la palabra, y en ocasiones no
alcanzamos a ser mediante la palabra la mejor de nuestras posibilidades. (Carlos
Marzal, poeta español).
El poeta debe aguantar a estos embates, resistir a las generaciones y conseguir su inmortalidad, aun cuando el autor sea un anónimo, no se conozca. ¿Cuántos autores desconocidos o preservados en el anonimato nos dejaron sus obras y siguen siendo clásicas a través de los siglos?
En segunda instancia, en la obra se valora su creatividad e innovación. Pues es atinado aquí enfocar el mundo de lo creado, así pueda resultar muy complejo. Cada autor tiene su propia visión de la forma como se crea o recrea la palabra y por supuesto la poesía. Por ello, el crítico debe examinar todo el trabajo del poeta, poema por poema, por su trascendencia y no por los fines del autor. El crítico debe ir más allá de lo creado, pues no debe olvidar que cada poema, cada verso, es una huella, una marca, toda una vida, todo un mundo real o imaginado desde lo real. El crítico tiene como función acercar al lector con el poeta. No se puede fragmentar o romper con esta relación, que en última vale más; el público lector es indispensable, con su afán y deseos de descubrir y revelar sus secretos, a veces para su particular provecho. Actualmente se debe discutir no como en la época del romanticismo, qué es lo primero: la razón o el corazón. Los poetas de hoy son críticos; además, todos sus saberes, experiencias y sentires se unen en su obra.
Bueno, ahora que hacemos referencia al acto de creación poética, pues uno de los elementos del poeta es SOÑAR, como lo dijera la escritora María Zambrano en una noción filosófica: soñar es una anticipación profética y, por tanto, poética. He ahí la intuición, la búsqueda de las causas, la pregunta por el mundo. En esta poesía de la razón, del conocimiento, del sueño y de la inocencia, está la creación, con un lenguaje metafórico y un juicio crítico. Aquí cabe la expresión de Pablo Mora, siguiendo la filosofía de Kant, pero en poesía:
En esta etapa de la humanidad en la que vivimos torturados por la técnica, por una razón que ha pretendido conquistarlo todo, sin conocerlo, necesitamos con urgencia
la construcción de una Crítica de la Razón Poética, que sea capaz de rescatarnos el mundo que la razón científica ha construido. Para dar con los intríngulis, con el enigma de lo poético, máxime cuando todo hombre terminará por ser creador, poeta, en
el devenir, sin saber que siempre lo ha sido… (Pablo Mora, Esbozo de la Crítica de la Razón Poética).
Un tercer aspecto es la originalidad de la poesía. Ser original, no es crear de la nada. Los griegos, por ejemplo, fueron los innovadores y posteriormente los creadores del arte, la ciencia y la filosofía, gracias a su capacidad de adaptar y adoptar el conocimiento traído del Oriente. Y el caso más reciente lo tenemos en China, así sea en otro sentido, con el aprovechamiento científico y tecnológico de los EE.UU. en el aspecto económico. Qué no podemos decir del arte y la poesía. Tomas Eliot copió literalmente poemas y fragmentos de cuantos autores pudo extraer sus composiciones y letras (Véase obras como La Biblia, La Ilíada, La Divina Comedia, El Corazón de las Tinieblas, entre otras). Así ganó el premio Nóbel de Literatura en 1948, Incluso, él mismo lo reconoce en “La tierra baldía”, cuando al final escribe: “estos fragmentos han encallado contra mis rimas”. Entonces, con Eliot (Shakespeare, también), ya no se puede decir cuándo ni cómo se es original.
Luis Cardozo y Aragón, definió la poesía diciendo: es la única prueba concreta de la existencia del hombre, porque lo coloca frente a la imagen y frente a la palabra. Por ello mismo, es la forma de comunicación más bella y perfecta si se logra un diálogo entre el poeta y la palabra, todo ello visto desde la cotidianidad poética. Esta es la razón de ser de la poesía y su alcance popular. Según María de los Angeles Iervolino: la lectura de poesía es un gesto de amor que previene la ignorancia, estimula la creatividad y evita la falta de palabras e ideas. De tal manera, un poema debe producir en sus lectores la sensibilidad y la revelación de sus saberes y experiencias. La poesía libera sueños y razones, pero a diferencia de otras artes no se compone con reglas, ni lineamientos sistemáticos ni con prejuicios. Tiene razón quien afirma, que la poesía es una de las más sublimes formas emocionales del hombre pensante.
De acuerdo con lo anterior, se puede deducir que el poeta es quien da todo su ser a .la palabra. Él es el mismo poder de la palabra, él es el dios de la palabra. De ahí su misión de poetizar la vida y el mundo para hacerlo más visible y más vivible, de acuerdo con las palabras de Carlos Marzal. En otros términos, el poeta viene a ser la esencia de la creación, de la imaginación, de la única esperanza que le queda al hombre, su única existencia ante un mundo mecanizado y consumista, de pragmatismo y corrupción. Sin embargo, para completar su poder y su misión, le hace falta el crítico, que analice todas las posibilidades de la obra creada hasta alcanzar la meta propuesta, cual es la de valorarla en todas sus dimensiones y aspectos sociolingüísticos, psicotemáticos, histórico-hermenéuticos, etc. hasta llegar a una conclusión que sirva a los dos sujetos: lector-poeta, a avanzar en la hipótesis sugerida por él, sin perder el hilo conductor que el poeta pretende trazar en este pequeño mundo de la belleza y el sueño para un futuro mejor.
Si el lector es el primer y más importante crítico, no se puede prescindir de él, ni él mismo de la poesía. Aunque nuestro lector medio con cierta formación académica, no alcanza, por ejemplo en Colombia, a llegar a ser ese mismo lector medio en España, Méjico, Argentina o Cuba. El 63% de nuestro habitantes es analfabeto y quienes leen en un mínimo de un libro y medio por año, lo hacen en libros pequeños de 50 u 80 páginas. . Y qué nos dicen los medios de información. Es contraproducente ver cómo la tecnología envía una noticia (trágica, por supuesto) en un segundo hasta el más apartado rincón de la tierra y la crítica literaria no se publica ni se estimula siquiera una vez a la semana. Hace algunos años los periódicos con sus suplementos literarios dominicales, las revistas literarias eran un gran aporte a la difusión de la cultura y servían de orientación a los futuros lectores. A esta escasa divulgación a la comunidad ha servido más bien para el descenso de la calidad del poeta y escritor, y nos hemos vuelto amarillistas en detrimento del lector y de la cultura nacional.
En fin, la poesía hay que mirarla desde su esencia, desde su belleza, que está plasmada en la verdad del sentimiento y en la sugerencia del pensamiento, y en el diálogo con el lector u oyente. He aquí la importancia del crítico literario.
BIBLIOGRAFIA:
HERNÁNDEZ VÉLEZ, Fernando. La poesía de T.S. Eliot. Bogotá: Edic- Sociedad de la Imaginación, 2006. 113p.
IERVOLINO, María de los Ángeles. Tendiendo Puentes (Ponencia). Buenos Aires: Escuela Hospitalaria No.2, febrero 23 de 2008.
MARZAL, Carlos. La poesía en el mundo actual (Ponencia). Valencia: Congreso de Bibliotecas, 21 de mayo de 2005.
MORA, Pablo. Esbozo de la Crítica de la Razón Poética. Madrid: Espéculo en Revista de estudios literarios U. Complutense), 2000. 13p.
REYES, Alfonso. La experiencia Literaria. Buenos Aires: Losada, 1969. 230 p.
ZAMBRANO, María. Los sueños y el tiempo (Artículo). Buenos Aires: Diógenes, 1957. 58 p.
Pitalito (Colombia), julio de 2008.
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