miércoles, 27 de mayo de 2009
Gregorio Angelco / Chile
Leyendo ponencia para debatir
La ciudad es un espectro que nutre el imaginario del narrador
Los fenómenos que ocurren en las ciudades son percibidos por nuestros sentidos de manera subjetiva, y asimilados por la conciencia individual como hechos externos pero vinculados a la realidad a la que pertenecemos, porque formamos parte de estos procesos que están concatenados por las estructuras materiales y sicosociales que determinan nuestra reflexión y nuestra acción, sin que por esto se produzca una dependencia entre lo objetivo y lo interpretativo.
por Gregorio Angelcos
El hecho es una experiencia y la elaboración es su representación simbólica. Por tanto, la literatura urbana puede ser una reproducción de un instante de la realidad, pero su construcción intelectual introduce en su proyecto claros sesgos de ficción, que marcan la diferencia entre la experiencia y la narración que se crea.
La ciudad es una síntesis compleja entre arquitectura y humanidad, aquí el paisaje natural es parte del diseño urbanístico, es el hombre el que dispone conceptualmente de las formas y los espacios ecológicos como parte de la ambientación estética que merodearan a los bloques de cemento, las construcciones son el hábitat, este el principio que rige a cualquier urbe y por tanto los desplazamientos de la masa humana que se concentra en su interior, están dirigidos por la ideación previa de quienes la conciben.
Disponemos de una libertad artificiosa, pero regulada, de tal manera que el transito de lo rural a lo urbano, implica una renuncia inconsciente a los espacios abiertos que nos proporciona la naturaleza, y una incorporación al mismo tiempo, a la modernidad materialista con su progreso mecánico sistemático: transito establecido, normas de convivencia ciudadana, calles y avenidas para el traslado de vehículos y peatones, semáforos, cruces de calzada, sonidos ambientales de alto volumen, exceso de ruidos, y una dinámica vertiginosa a propósito de los compromisos laborales y funcionales que implican ser un integrante de las realidades urbanas que marcan la organización social desde un par de siglos a lo menos.
Pero el desarrollo de la vida en la ciudad está sujeto a rupturas y cambios permanentes, por tanto la experiencia del sujeto concreto sufre variaciones que implican una responsabilidad y un compromiso social constante, y una adaptación a las variaciones que experimenta el paisaje urbano, producto de la intervención de los que desde el poder de las decisiones políticas o tecnócratas ejecutan con la finalidad de ordenar los espacios para una habilitación más fluida de la convivencia social cotidiana.
No siempre existe una relación de entendimiento entre la acción que se ejecuta discrecionalmente, y las necesidades que el sujeto urbano comprende como necesarias para vivir.
En la disfunción de este entendimiento surgen los conflictos que derivan en crisis, lo que provoca ciertos choques de intereses que se subordinan verticalmente, o de lo contrario, la integración colectiva genera oposiciones de rebeldía para conservar o transformar una decisión que a juicio de la resistencia es incompatible con su estilo de vida.
Por esta razón en la ciudad sé mimetizan la esencia con la apariencia, la verdad con el engaño, la lealtad con la traición. En cada vinculo o situación que relaciona a dos o más personas, se genera una historia fugaz, que aparece entre las sombras que marcan el entorno de gruesas arquitecturas, y que desaparece con los desplazamientos que la dinámica de la ciudad nos impone con un ritmo que establece los tiempos de transito entre la comunicación y el silencio.
A la maraña de tipos humanos contribuye la división del trabajo, con su imperiosa carga de convertir la interacción en procesos orgánicos equilibrados y productivos. Así cada sujeto es un personaje de una eventual historia con una tradición cultural sustentada en la subcultura a la que pertenece. Por esta razón la narrativa urbana quiebra la estabilidad haciendo aparecer nuevas mitologías diferentes de la tradición, y destaca la voluntad racional de los hombres de vencer a la inercia histórica sometida a las leyes naturales.
En la ciudad puede cambiar la fortuna y el destino de los hombres, Los estímulos y la imprevisión aumentan, imponiéndose un dinamismo propio de la civilización urbana, industrial y comercial.
Situada en este escenario, la literatura de la ciudad es infinita como expresión de la variedad de seres humanos y la multiplicidad de situaciones a las que están expuestos en su duro camino por la cotidianeidad, pero también a sus distintos comportamientos sicológicos que se integran o que trastornan la relación con el medio social en el que viven.
De esta manera, los escritores que se sitúan dentro de este ámbito de la literatura, disponen de una materia prima de grueso y espeso volumen, porque la realidad los provee de una riqueza existencial múltiple, donde cada hecho es el principio de un cuento o una novela, con personajes y situaciones cuyo perfil encuentra en estado embrionario, pero con un desarrollo suficiente para trabajarlo en la idea o en el concepto de una estrategia narrativa, que dará cuenta de un contexto social especifico.
Los miedos de la ciudad se perciben en forma individual y colectiva, la opulencia o la decadencia están inscritos en el sello de sus calles, con sus formas y contenidos, la agresividad o la sumisión dependen de la cultura que se impone, y las formas de convivencia se hacen más o menos densas o confusas a partir del impacto conmovedor o patético que las normas fijan como criterio de regulación de las conductas humanas y ciudadanas.
El narrador recoge estas manifestaciones y las dispone arbitrariamente haciendo uso de su libertad de expresión, De este modo la ciudad es un escenario del lenguaje, de evocaciones y de sueños, de imágenes y variadas escrituras, desde luego, es un escenario para lo literario. La ciudad, al igual que la novela, es un cruce de miradas, de discursos y de diferentes lenguajes.
El texto urbano oscila entre los sociológico y lo antropológico, incorporando el imaginario urbano, que se deslinda entre lo existente, y lo que el autor es capaz de idear para describir con las variantes de su propia inventiva una realidad que está situada en un contexto, y que al arrancarla de su evolución natural, la circunscribe, con la finalidad de provocar un escenario de conciencias automatizadas, que actúan o reaccionan al servicio de una problemática que el narrador quiere grabar.
Y así detiene el tiempo en un suceso cuya racionalidad o irracionalidad lo asedia, obligándolo a encontrar una solución al enigma que el mismo inició, y que debe terminar como respuesta a sus propias sombras cognitivas que forman parte del acontecimiento que narró.
Gregorio Angelcos es un escritor y periodista con estudios de Derecho y Arte, se desempeñó como editor cultural y columnista de la revista Cauce durante cuatro años.
Fundó y dirigió la revista literaria Naderías en la década del noventa, la Revista HIGO SECO en el 2002, y en la actualidad dirige la Revista Virtual CAUSA CERO. Es miembro del Consejo Editorial de la revista y la página web de la Sociedad de Escritores de Chile. Periodista del diario: www.elclarin.cl y el Centro de Estudios Sociales AVANCE; en la actualidad, se desempeña como Encargado de Relaciones Internacionales de la Sociedad de Escritores de Chile; y es miembro del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en Chile.
Ha publicado quince obras literarias en los géneros de cuento, poesía, ensayo y novela, destacándose entre estas:
- Cuentos para pensar que la esperanza es una verdad
- Apuntes sobre democracia y socialismo
- Las siete vidas del gato (ensayo libre sobre el socialismo)
- Dios necesita un siquiatra (cuentos)
- El abuelo que comía mariposas (cuentos) (Ediciones Documentas).
- La vida es un pasadizo luminoso donde el hombre es una idea (Novela). (Ediciones Documentas)
- Versos para escribir sobre los muros de la ciudad (tres ediciones, traducido al italiano): Ediciones Documentas
- Arquitectura Sencilla (poesía)
- Sueño que el tiempo (poesía)
- Chile: una democracia de oligarquías junto al historiador Carlos Díaz Gallardo. (Ediciones Documentas)
- 69 puñaladas a la realidad (microcuentos) / Abril de 2008
En un ámbito formal se desempeñó como:
- Director de la Biblioteca Pública 194.
- Fue editor cultural del periódico: Latinoamérica: Fraternidad y Democracia que circula en la región metropolitana.
- En la actualidad es columnista de la página web del Centro de Estudios AVANCE y columnista del Clarín digital.
- Es columnista permanente de la revista POSICIÓN
Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile. Dirigente de numerosas entidades culturales.
Ha realizado diversos talleres literarios y ha editado dos antologías de poetas populares.
Está incorporado a varias antologías de microcuentos, entre ellas, la editada el año 2005 por el Café literario de Providencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario