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viernes, 8 de mayo de 2015

Noemí Brawn- Buenos Aires- Argentina

Noemí Brawn




            La chica del burdel
Escapa del burdel, dejando atrás el cadáver de su madama. Corre hacia el Jardín Botánico para deshacerse del arma. Un policía, que observa, le ofrece ayuda. La justicia no le pedirá cuentas. Pero él sí, y sabe cómo cobrarlas.


Sombrero de paja
Sobre el campo amarillo los brazos oscuros van desnudando el suelo. A la sombra escasa de un sombrero de paja, el hombre suda, sobre la tierra, segando mieses. El sol reseca las manos, los hombros queman, el campo es fuego. Cuando el día es un saludo oblicuo sobre los cosecheros, el hombre del sombrero de paja deja el sembradío y en fila, junto a los otros peones, reclama su jornal. Recibe una bolsa de harina, alguna fruta, queso y vino. Va para su rancho, pero no entra, tal vez hoy tenga suerte.  La vio pasar hace un rato por el camino. Llevaba al hombro una tinaja, seguro que venía del pozo. Seguro que ahora está en su casilla. Adónde ir en medio del campo después de servir a los patrones. Las mujeres solas no andan por ahí cuando cae el sol.
Y golpea las manos, anunciándose; la ve asomar sorprendida y reconoce en la sorpresa la bienvenida. Él deja la harina sobre la mesa de madera, junto a la botella, la fruta, el queso. Y el gesto es un convite. Cuando los ojos de ella lo acompañan, se saca el sombrero, como quien desensilla. La mujer vuelca agua, en las manos ajadas, sobre el lebrillo y le alcanza la toalla que colgaba de un clavo. Entonces, él descorcha el vino y acepta un vaso.
 Ella se mueve en el cuarto buscando lo necesario y la pollera floreada, como en un escenario, baila entre las cuatro paredes de madera. Enciende el candil. Sobre la tabla, la harina espera el milagro. La última claridad pone reflejos sobre la piel del hombre. Aceite agua y sal. Los hombros de la mujer se mueven, los brazos son un cuenco y los dedos, alas blancas sobre la masa. Él busca leña para hacer el fuego.
Brilla el vino en los ojos y en las bocas.


Noemí se presenta en el encuentro


Castillo de naipes
Sobre el mantel a cuadros, el chico junta el rey de oro con el de copas formando ángulo y arrima dos caballos a los costados El hombre entra a la casa sin aviso. La puerta se cierra violentamente a sus espaldas. Ella deja de lavar los platos, se seca las manos en el delantal, y lo mira sobre el hombro, con los ojos muy abiertos.
Pone dos caballos como techo
Busca los ojos del marido. Él no pide explicaciones. La sacude y grita un insulto. Ella responde con una pregunta. El hombre no da respuesta.
Con dos sotas, comienza otro piso
En el silencio recién instalado, suena una cachetada. La mujer corre hacia la habitación. Él la retiene por un brazo. Forcejean.
Usa dos reyes como laterales
Ella se escapa de la garra. Toma un cuchillo de la mesada y lo alza hacia el hombre.
Prepara dos ases  para techar la planta alta
Después del portazo, el insulto del hombre se pierde en la calle.
El castillo de naipes cae sobre el mantel a cuadros.


           Ataque
Se lo reconoce por la baba en los ojos; es el que ronda.
Se lo reconoce por los pasos de barro; es el que persigue.
Se lo reconoce por sus manos candado; él es el violador.

Se me reconoce por el asco en la carne: yo soy la víctima.


Noemi junto a Liliana Zepilli y Carlos Perez

Los caminos
El vehículo sigue la ruta, falta poco para llegar. Está muy cerca.
 Demasiado cerca. El asfalto es una pasarela gris, sin titubeos, que lo llevará a destino. Nada puede impedirlo. Ni el clima, que se ve radiante. Ni el tráfico, casi nulo a esta hora del día, ni su necesidad de detener el momento.
 A ambos lados de la ruta se abren caminos insignificantes, sendas casi, que vaya a saber a dónde conducen, el suyo, en cambio, es claro, indiscutible, único.
Si pudiera. Un cambio de noventa grados en la dirección, y la superficie transitada se haría polvorienta. Se sacudirían a su paso las piedras sueltas, sobre el silencio de la tierra. Árboles mansos refrescarían la marcha, se oiría algún tero disimulando el nido; el andar de un riacho paralelo al suyo; un perro ladrando. Imagina la casa tapada por un monte de eucaliptos. Casi puede escuchar la voz de una mujer joven, que espera.
Si pudiera. Pero la verdad del asfalto continúa. No hay nada que pueda postergar su turno. Ni el clima, que se ve radiante. Ni el tráfico, casi nulo a esta hora del día, ni su necesidad de detener el momento.
Ahora sí el camino dobla. Bajo las ruedas se abre una calle secundaria. Desde el arco imponente, una proyección de alas mancha la calzada. Cuando el coche ingresa, la sombra vibra, negro sobre negro. Después, la silueta del ángel del cementerio vuelve a ser una cachetada sobre el asfalto.


Ponencia

ANIMALES FANTÁSTICOS, MITOS Y LEYENDAS
El papel del símbolo en la mitología y en la literatura
 
La intención de las siguientes líneas es reflexionar sobre las condiciones que hicieron posible la aparición de mitos y su difusión, analizando algunos seres fantásticos y considerando la función del símbolo en la vida de los pueblos y en la literatura.

Desde sus orígenes, el hombre ha buscado explicación para los fenómenos que lo rodeaban, como lo periódico de las manifestaciones de la naturaleza, la relación con las otras especies y, sobre todo, el origen, el futuro y el significado de su propia existencia. Puso especial atención en detectar las señales que pudieran darle una guía para enfrentar las situaciones que lo desafiaban.
Mitos
Se define al mito como “Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.”
Constituyen un intento por calmar la ansiedad que le provoca la falta de información cosmogónica y comprender los peligros que enfrenta. En esa búsqueda, cada pueblo construye respuestas diferentes. Las culturas  primitivas, crean teologías animistas, zoomorfas y/o antropocéntricas, adjudicando intención a las fuerzas naturales y/o animales que los rodean. Proyectan en ellos sus temores e interpretan en sus manifestaciones la aceptación o reprobación de sus conductas, decidiendo, según ellas, las normas de vida.
La fantasía que engendra dioses y monstruos, a partir de las formas conocidas, deposita en ellos la matriz de sus conflictos primordiales. El temor que se convierte en admiración, y también el deseo, que se convierte en culpa.
El relato mítico cosmogónico presenta un lenguaje altamente simbólico, donde los elementos cósmicos pueden poseer un diseño zoomorfo.

En términos generales, el animal representa lo instintivo, el inconciente, la oscuridad de lo desconocido, las fuerzas cósmicas y los orígenes de la humanidad.  Su existencia abarca los tres niveles del universo: Cielo, Tierra e Infierno. La diversidad de formas zoológicas le brinda a la imaginación una posibilidad combinatoria infinita.


Noemi leyendo sus  trabajos


Animales fantásticos de Grecia y otras comunidades
(ejemplos)

Observando mitologías de diferentes culturas, vemos que a pesar de la variedad de manifestaciones, hay importantes coincidencias en la respuesta que muchas comunidades dan  a los misterios cosmogónicos. Pensemos en el simbolismo de los animales fantásticos más difundidos. Dragones, o seres muy similares, aparecen en lugares muy distantes.
El dragón es asociado a la lucha. Generalmente con héroes o dioses. Aunque tiene diferentes características en distintas civilizaciones, se lo relaciona con la armonía cósmica; como guardián del paso entre la vida y la muerte, controla el caos. Se asocia a la inmortalidad. Relacionado con la fertilidad, trae el rayo y la lluvia. Se expresa a través de los cuatro elementos: tierra, agua, cielo y fuego. Es símbolo de poder y también de las tendencias regresivas del yo. Para la mayoría de los europeos era destructivo. También para los persas. Sin embargo para los romanos era símbolo de poder y sabiduría.
Para el lejano oriente significa buena suerte, salud, fuerza y sabiduría. Son benéficos, no tienen alas ni escupen fuego y son emblema del emperador. Para los celtas era una divinidad de los bosques, que podía ser controlada por los magos, que los usaban en su favor. Para los eslavos era una manifestación del dios Veles, señor del Mundo Subterráneo, adversario del dios del trueno, Perún. El cristianismo adoptó la idea hebrea del dragón, que aparece en el Apocalipsis. En el arte cristiano  se lo dibujó bajo los pies de santos y mártires representando el triunfo de la fe sobre el diablo.
En El libro de los seres imaginarios, Jorge Luís Borges dice: “Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres”.
Los centauros eran seres con cabeza y tronco de hombre y el resto del cuerpo semejante al de un caballo. Descendían del primer humano que había matado a un miembro de su familia y concebido a un centauro. Vivían en los bosques, se les consideraban bestias sin civilizar, que se ponían peligrosos con la bebida.
El unicornio en la Edad Media estaba considerado como un animal fabuloso capaz de derrotar a animales más fuertes. Su origen se discute entre la India, los vikingos, Grecia y la Toscana. Se lo representaba blanco, con un cuerno en la frente. A veces con patas de antílope, barba de chivo y cola de cerdo. Se creía que el cuerno tenía poderes curativos y que otorgaba longevidad. En algunos aspectos encarnaba poderes similares a los del dragón en lo relativo a la lluvia benéfica y la armonía. Para los chinos representa potencia y pureza. Encarnaba las virtudes regias Era de buen augurio. Su cuerno era la espada de la justicia, la elevación hacia lo espiritual, el falo psíquico, el amor carnal no consumado. Sublimación.  Era poderoso, pero podía ser cautivado por el perfume de la leche virginal.
 A veces se lo dibujaba enfrentando a otro unicornio en clara expresión de lucha entre lo terreno y lo espiritual.
La quimera, en la mitología griega,  hija de Tifón y Equidna, representa la exasperación por los deseos frustrados. Seduce y pierde a los que la siguen. Se le atribuye la perversión espiritual (cola de serpiente), fuerte sexualidad (cuerpo de cabra) y tendencia autoritaria nefasta (cabeza de león). También se la representa con varias cabezas, una de cabra y otra de león y expulsando fuego por la boca. Era muy peligrosa. Objeto de complejas configuraciones contradictorias, pasó a ser sinónimo de idea falsa, incongruente.
Pegaso era, para los griegos, un caballo alado, hijo de Poseidón, su nombre deriva de la palabra fuente. Fue montado por Beloferonte y al resistirse hizo brotar, con una coz, una fuente, de la roca. Una fuente alada que creó el trueno y el rayo. Es símbolo de fertilidad por elevación, llega a regiones sublimes. Se contrapone al Centauro, monstruo mítico terrenal. Era el caballo de Zeus y llegó a estar entre los dioses. Había nacido del chorro de sangre que brotó cuando Perseo cortó la cabeza a Medusa. Se representa en blanco o negro y puede volar gracias a sus alas. Durante el vuelo mueve las patas como si corriera en el aire.

Noemi en la Escuela Antonio Torres Junto a Hector Vigna y Luis Lujan

Animales en la mitología americana
(un ejemplo)

Analizando, como ejemplo de civilización americana, la de los pueblos Incas, vemos que crearon una cosmogonía muy elaborada, que no se relaciona con animales de formas fantásticas, pero el animal forma parte importante de su imaginario.  Su religión se centra en los astros. Es animista, el Sol Inti, no es un símbolo divino, no representa al dios, es el dios.
Además, Viracocha es el Señor, el dios creador. Surgió de las agua, creó el cielo y la tierra y fue nómade. Iba acompañado por un ser alado, el Pájaro Inti, colibrí, mago conocedor del pasado y el futuro. Sus plumas adornaban la corona del emperador. Otros dioses compartían el panteón de los incas: Mama Cocha, diosa que calmaba las aguas y protegía la pesca. Era lo femenino. Illapa, dios de la batalla, era la trinidad formada por el rayo, el trueno y el relámpago. La luna, Mama Quilla, esposa y hermana de Inti, protegía a las mujeres. Pacha Mama, era la tierra y representaba la fertilidad agrícola. Mama Sara, o Madre maíz, a través de figuras de piedra que protegían los alimentos.
Las constelaciones eran dioses menores, que se encargaban de cuidar diferentes aspectos de la vida de la comunidad.
 Los animales que los rodean eran apreciados en virtud de ser dones que los dioses les proveían y del servicio que les prestaban. Así, veneraban al oso, mensajero de los dioses, que al bajar de la montaña, mediaba entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Admiraban la gracia, la fuerza y la astucia del puma  y castigaban a quien matara una vicuña, apreciada por su vellón. La llama les daba carne, lana, leche y un medio de locomoción. Era usada en sacrificios a los dioses (enteramente blanca o enteramente negra). Pero era sagrada en cuanto, para los incas, detrás de cada llama real, había una celestial, un arquetipo, en una constelación. Su origen estaba explicado en una leyenda relacionada con una pareja desobediente que se unió a pesar de la prohibición. Fue convertida en una pareja de llamas por la clemencia al dios Viracocha. Una vez descubiertos fueron ejecutados. Los espíritus emprendieron viaje a la vía láctea. Cuando llegaran hasta el dios, recuperarían su forma humana.
La leyenda
Se define como: Historia o relación de la vida de uno o más santos/ Relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos.
A veces, la definición de leyenda se superpone a la de mito y en muchas creencias ése sería un concepto difícil de precisar. Algunos la circunscriben a narraciones fantasiosas basadas en la realidad, que no intentan dar cuenta del origen del mundo y forman parte del folclore de un pueblo, con un fin moralizante o didáctico.
Posiblemente se desprendieron de antiguos mitos y pasaron por tradición oral al folclore. A lo largo de América del Sur abundan las leyendas. Generalmente remiten a seres fantásticos con poderes ocultos de los cuales hay que prevenirse mediante rituales tradicionales, acuerdos directos  o simplemente con una conducta correcta.  Llama la atención la frecuencia de leyendas referidas al origen de seres malignos, de forma animal. Su génesis suele ser un castigo o una maldición. Por el contrario aparecen animales o plantas cuya existencia fue el producto de la compensación a un humano que perdió la vida en forma injusta o heroicamente. Tal es el caso de la leyenda del seibo, del girasol, de la luciérnaga o del chogüí. Los personajes malignos, como el lobizón, el familiar o el basilisco son siniestros, los otros adquieren, con la transformación, una trascendencia que niega la muerte. La flora es, por lo general, una presencia amigable y los animales voladores se asocian a la libertad y a lo celestial.

El símbolo
A pesar de las diferentes respuestas a esas inquietudes, la presencia del animal, real o su derivación fantástica, como representación de arquetipos, de valores y sentimientos, siempre estuvo presente en el imaginario colectivo, con diferentes connotaciones. En el Diccionario de los Símbolos: Jean Chevalier  afirma que “la palabra símbolo revela variaciones de sentido considerables (…) Por esas confusiones el símbolo se vuelve anodino, se degrada” Considera necesario distinguirlo de otras “formas figuradas de la expresión que tienen en común ser signos y no rebasar el plano de la significación”, como la metáfora, la alegoría, la parábola o la analogía.

Jean Chevalier  afirma que “el símbolo se distingue esencialmente del signo en que éste es una convención arbitraria que deja el significante y el significado (objeto o sujeto) ajenos uno a otro, es decir, que el símbolo presupone “homogeneidad del significante y del significado en el sentido de un dinamismo organizador”. Y cita a Gilbert Durand que “…funda sobre la estructura misma de la imaginación, “ese dinamismo organizador…factor de homogeneidad en la representación. Lejos de ser facultad de formar imágenes, la imaginación es potencia dinámica que deforma las copias pragmáticas suministradas por la percepción y ese dinamismo reformador…llega a ser el fundamento de la vida psíquica entera. Podemos decir que el símbolo posee algo más que un sentido artificialmente dado, porque despierta un esencial y espontáneo poder de resonancia”
Chevalier agrega “…sería un error creer que la abstracción creciente del lenguaje científico conduce al símbolo; el símbolo está cargado de realidades concretas. La abstracción vacía el símbolo y engendra el signo; el arte por el contrario, huye del signo y nutre el símbolo”.

La supervivencia del mito
Si la ignorancia y el peligro potencial cimentaron los mitos que conocemos,  parece apropiado relacionar su creación y permanencia en el tiempo, con el fenómeno del rumor, tratado por Allport y Postman. Aunque este fuera estudiado en situaciones muy diferentes (como el contexto bélico del siglo XX), el mito presenta los dos elementos que según estos autores deben darse para la aparición y desarrollo del rumor: ambigüedad cognitiva y ansiedad.
Según Allport y Postman: El rumor circula en función de la importancia por la ambigüedad.
 “Los rumores emergerían de una atmósfera de incertidumbre, como una forma de resolver la tensión asociada a la ambigüedad cognitiva. Por la ansiedad personal experimentada ante la cuestión.”
Revisiones posteriores de la dinámica del rumor valorizan también el papel de la credibilidad, “La retransmisión del rumor sería una manera de validar ciertas emociones y actitudes. Para poder validarlas, deben pensar que el rumor tiene algo de verdad.”
El hecho de que los temas que ocupan a los personajes mitológicos son los mismos que mueven a los humanos, ambición, sexo,  celos, envidia, rencor, rivalidad, y otros, con los que pueden fácilmente identificarse, explica la credibilidad que genera el mito y su difusión, en virtud de la resonancia que el símbolo pone en marcha.

El animal  y el hombre en la literatura
La búsqueda de relación entre el  hombre y otros animales, para resaltar las diferencias o por el contrario para anularlas, aparece a lo largo de distintas manifestaciones humanas. Cotidianamente, en el lenguaje coloquial, como epíteto amable o insultante. Además, las posibles influencias cósmicas sobre el temperamento de los individuos son expresadas en el zodíaco (occidental y oriental), mediante la clasificación de los temperamentos resultantes, equiparados a los rasgos atribuidos a diferentes especies.
Pero sobre todo, cumple un rol fundamental en las arte, especialmente en la literatura. El animal como protagonista del imaginario humano puede adoptar niveles de representación diferentes. A veces, bajo la modalidad de alegoría, de metáfora, o de signos convencionales,  otras, mediante la potencia sutil del símbolo.
A través de la obra de Esopo, (siglos VI-V a.C),  Jean de la Fontaine (siglo XVII), Iriarte, Samaniego (siglo XVIII en España) y otros, la fábula produjo abundante material cuyo contenido moralizante tuvo gran resonancia popular, al usar como estrategia, la imagen estereotipada de los animales, que por analogía, se traslada al hombre.  Se la ha definido como: Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados.”
Pero en ella, generalmente, el mensaje llega a través del reemplazo del protagonista humano, por un animal convertido en estereotipo. A tal efecto, la intención del relato, es explicada en el desenlace.  En este género la función simbólica desparece casi por completo.

La literatura como caja de resonancia de los mitos de la humanidad a través del símbolo
La Mitología, a la que tanto ha recurrido la Literatura, está cargada de símbolos. Algunos autores han extremado el hermetismo del símbolo, otros llevaron el realismo y el mensaje directo a sus mayores expresiones. Hay símbolos universales y símbolos acotados a ciertos grupos o personas. En la ficción todo cabe. Pero lo simbólico reaparece con insistencia, por deseo conciente del escritor, o a pesar de él, ya que en su obra permanecen, en mayor o menor medida, a través del símbolo, los mitos que le subyacen. Cuando coinciden con los del lector, se pone en marcha ese “dinamismo organizador” y la obra cumple su ciclo. La fuerza del símbolo y a la vez su ambigüedad, lo no dicho, da oportunidad al lector, de ser protagonista.

Noemi recibe el certificado


Bibliografía:

Allport, G y Postman, L.: Teoría del rumor, Apuntes - 1947
Borges, J. L.: El libro de los Seres Imaginarios, Ed. Bruguera- 1965
Caudet Yarza, F.: Diccionario de Mitología, Edimat libros, España -1998
Chevalier, Jean y Gheerbrant, Alain: Diccionario de los símbolos, Ed. Herder, Barcelona - 1986
R.A.E, Diccionario, España -2013
                                                                                             

 Noemí Brown
Se graduó en  Cs. de la Ed. de la U.B.A. En el año 2000 se inició como cuentista en los talleres de Laura Massolo. Obtuvo:
Mención en el X Concurso Interamericano Fund. Avon, Cdad. Bs. As. (2003)
Primer Premio Miguel Briante, Gral. Belgrano, Pcia. Bs. As.  (2005)
Primer Premio Rosa Tejada Vázquez de Theaux, Villa María, Córdoba (2005)
Finalista Certamen Ana María Matute, Ed.Torremozas, Madrid (2006 y 2011)
Primer Premio Carlos Casado, Casilda, Santa Fe (2007)
Mención Única en Cuento Grupo Malos Ayres, Cdad. Bs. As. (2009)
Segundo Premio Carmen Martín Gaite, Madrid (2009)
En el año 2011 publicó su primer libro de cuentos “…basta un botón”.





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